Opinión | Por Juan Sáenz Cavia

Ahora que ya ha bajado un poco la espuma de la fecha de Rally Regional que hemos vivido en Lincoln, bien podemos hacer un pequeño análisis del extraordinario fin de semana motor, con una mirada un tanto más social y no tan deportiva.

Partamos de la base diciendo lo que ya todos sabemos, este tipo de eventos, si no están acompañados por la cuestión climática, no hay nada que hacer y todos los pormenores que le hacen a una gran fiesta y su organización quedarán en un segundo plano. Nosotros sabemos mucho de esto, ya que nuestra fiesta mayor es la más importante a cielo abierto del país. Y sin dudas, más allá de la necesidad de agua en Lincoln y la zona, los espectaculares días y noches primaverales que tuvimos el finde fueron en beneficio del espectáculo.

Ver tanta gente en los caminos, en la Rampa de Largada y en el Parque, quizá tuvo que ver también por el tantísimo tiempo que llevábamos en Lincoln sin escuchar el rugir de motores, ya sea del propio Rally o de alguna competencia en el circuito Livio Biasussi, siendo que por todo el distrito está plagado de “locos tuercas”, y amantes del automovilismo en cualquiera de sus formatos.

Lo que nos lleva al análisis de algo, que para Lincoln es moneda corriente, y tiene que ver con la cantidad de inscriptos de todo el partido. Considerando todas las categorías que competían, unos 60 binomios se subieron a la Rampa de Largada, de los cuales la mitad eran de acá. No importa el estado de ánimo del pueblo o la situación económica que nos atraviesa, siempre habrá un dinero extra para alquilar un auto de Rally y despuntar el vicio en los caminos polvorientos de Lincoln, El Triunfo y la zona.

Pero sin dudas, el destacado de la impresionante fecha de Rally Regional fue el grupo organizador, un puñado de locos que se embarcaron en un proyecto, partiendo desde la nada misma, que consiguieron en unas pocas semanas, organizar una fecha de Rally como si lo hubieran hecho todo la vida. Es que quizás en sus cabezas sí estaba todo organizado desde hace décadas, y este fin de semana lo materializaron de una manera espectacular.

Cada detalle fue cuidado y tenido en cuenta, desde una simple medalla a cada participante, hasta el recuerdo de otro “loco lindo” como era Eduardo. Desde cada “Prime” con el nombre de verdaderos “Próceres” de nuestro deporte motor hasta una “Prueba Especial Nocturna”, donde quizá no se aprecia la esencia del rally, pero terminó siendo el disfrute de muchísimas familias linqueñas que se dieron cita frente al Parque, para después continuar la velada con comidas y bebidas para quien quisiera.

Pero el destacado especial es sin dudas para la organización y la seguridad que lograron darle a todos los caminos por donde pasaba un auto de rally. Más allá del buen estado de los caminos previo a la carrera, la predisposición del público es digna de admirar, quizá por la experiencia que supo tener esta ciudad con extraordinarias fechas de Rally que otrora supimos disfrutar.

Pasó una fecha de Rally Regional y sin dudas dejó mucho más que ganadores, trofeos y autos hermosos, dejó un mojón en el calendario linqueño, a la espera de una nueva fecha, que a esta altura ya deberían estar pensando. Hizo ruido el paso del Rally por Lincoln, ese ruido que será muy difícil de callar.